Charles Leclerc

Nacido en el idilio mediterráneo de Mónaco, Leclerc llegó a la F1 en un maremoto de expectativas.

Prácticamente sin igual en su camino hacia las coronas de GP3 y Fórmula 2, mostró una deslumbrante variedad de habilidades, desde abrasadoras poles, dominando victorias, incluso cuando su auto se incendió dos veces en Silverstone, hasta la habilidad de abrirse camino entre el pelotón. Ganar campeonatos consecutivos también le enseñó a Leclerc cómo manejar la presión, otra herramienta útil en el gran estanque de las carreras de Fórmula 1.

Al ascender a la F1 en 2018, Leclerc mostró destellos de ritmo balístico los sábados y brillantez en las carreras los domingos, arrastrando su Sauber más allá de sus límites y ganándose un asiento de carrera en Ferrari para 2019 que no se puede comprar con dinero, poniéndose en los zapatos. del último campeón mundial de la Scuderia, Kimi Raikkonen.

Allí puso inmediatamente al gato entre las palomas proverbiales, sin miedo de ir rueda a rueda con el número uno establecido, Sebastian Vettel. Una primera victoria de F1 en Spa fue seguida por otra una semana más tarde en Monza, el sagrado territorio de Ferrari. Los tifosi habían encontrado otro nuevo héroe, que luego se convirtió en el primer hombre en superar a Vettel durante una temporada con la Scuderia, una hazaña que repitió de manera aplastante al año siguiente.

Fuera del automóvil, Leclerc es modesto y reflexivo, pero luego está en su propia misión muy personal. Este emocionante joven talento compite para su difunto padre Herve y su amigo y mentor Jules Bianchi, el piloto de F1 que murió en 2015.

Según la evidencia hasta el momento, los está enorgulleciendo a ambos.